lunes, 22 de abril de 2013

¿Entonces qué es el Islam?

Islam. ¿A cuántos de ustedes la simple palabra no les trae a la mente la idea de una religión exótica, muy extraña y lejana a nosotros los latinoamericanos? 

Pero la verdad es que no se trata de ninguna cosa rara, mucho menos de algo maléfico como nos lo han pintado los medios de comunicación. De hecho, hay grandes similitudes entre el islam y las otras dos grandes religiones, el judaísmo y el cristianismo. 

Al igual que el judaísmo y el cristianismo, el islam es una religión abrahámica, es decir, monoteísta, que cree en la existencia de un solo y único dios.

En el caso del islam su inicio se da en el año 662 del calendario gregoriano, cuando un hombre llamado Muhammed, originario de La Meca, hoy territorio de Arabia Saudí, se encontraba descansado dentro de una cueva después de un día de trabajo, cuando recibió la visita del Arcángel Gabriel, quien le transmitió un nuevo mensaje de Dios...

¡¿Cómo que el Arcángel Gabriel?! 

Sí, el mismo que en la Biblia es el encargado de mantener a raya al diablo con su espada, fue el encargado de revelar a Muhammed el Corán (el libro sagrado del islam). Y esa es una de las primeras sorpresas que uno se lleva al leer el Corán por primera vez, pues Gabriel no es el único personaje de la tradición judeo-cristiana que es personaje importante dentro del islam, pues también figuran Adán, el primer hombre en la Tierra, los profetas Noé, Moisés, Salomón y, agárrense... Jesús, acompañado de su madre virgen, María.

¿Pero cómo es que todos ellos figuran en el islam? ¿Incluso Jesús? 

La respuesta es muy sencilla: Las tres religiones comparten su origen en el profeta y patriarca Abraham (o Ibrahim), y los principales tres profetas de estas religiones descienden directamente de los hijos de aquel: Muhammed del mayor, Ismael, y Moisés y Jesús de Isaac.
Abraham fundó la colonia que hoy es la ciudad de Meca y construyó la Kaba, hacia la que todos los musulmanes se orientan cuando rezan, y de la cual hablaré en otro post más adelante. 

Por lo tanto, los musulmanes adoran al mismo dios que predicaron todos ellos y del que se nos habla en el Viejo Testamento.

Incluso los acontecimientos que encontramos relatados en la Biblia y la Toráh (el Viejo Testamento de los judíos), también son relatados en el Corán, como el diluvio que vivió Noé, el escape de Moisés de Egipto y el nacimiento de Jesús como muestra del poder de Dios al gestarse dentro del vientre de una mujer virgen. 




Ok, ¿pero entonces de qué va el islam y cuál es ese mensaje que recibió Muhammed?

Como lo mencioné al principio, Muhammed, fundador del islam y su más importante profeta, recibió la visita del Arcángel Gabriel, quien le transmitiría el mensaje de la voluntad de Dios a la humanidad.
Para entonces, el mundo ya contaba con el Viejo Testamento, transmitido a los profetas antes de Jesús y con el Nuevos Testamento, el cual fue traído por el mismo Jesús para complementar el mensaje. Pero con el paso del tiempo dicho mensaje habría sufrido innumerables modificaciones por parte de quienes se encargaron de transmitirlos de generación en generación, principalmente de manera oral, pues nadie se tomó la molestia de trasladar esas enseñanzas a la escritura hasta mucho tiempo después de la crucifixión de Jesús. 

Por lo tanto, el mensaje ya no era puro, había sido objeto de muchas ediciones, se había perdido gran parte de su esencia en las traducciones a otros idiomas, lo cual podía poner en riesgo su fiel interpretación, así que la humanidad necesitaba que Dios reenviará de nuevo su mensaje, pero esta vez asegurándose de que fuera transmitido sin modificaciones y de manera definitiva. 

Así pues, Muhammmed, un hombre analfabeta de 40 años de edad y dedicado principalmente al comercio, había sido el elegido por Dios para retransmitir ese mensaje sin errores para que el mundo volviera a la práctica de la adoración a Dios en su forma más pura, justamente como lo hacían los primeros profetas.

Durante varios años, Muhammed recibió la visita del Arcángel Gabriel, quien poco a poco le iba revelando fragmentos del mensaje para que el profeta pudiera memorizarlos y transmitirlos a sus compañeros, quienes se encargarían de plasmarlos en texto para asegurar su conservación. El compendio de todos esos textos es lo que conocemos como el Corán, y es de lo que hablaré en mi próximo post.   

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