Filósofo, orador, apóstol, legislador, guerrero,
conquistador de ideas, restaurador de dogmas racionales, del culto sin iconos,
fundador de veinte imperios terrenales, un imperio espiritual y, sobre todo, un
hombre de una calidad humana excepcional.
Todo eso es Muhammad, el fundador del islam,
de acuerdo a diferentes biógrafos a través de la historia, que no precisamente
fueron musulmanes, pero que sí se maravillaron, sorprender, conmover y
convencer por la vida y obra de este hombre.
Desafortunadamente en Occidente la falta de
cultura y la mal intencionada campaña de varios medios de comunicación para
satanizar todo alrededor del islam, han conseguido que mucha gente tengan una
idea totalmente errónea acerca de esta figura tan importante, no solamente para
los musulmanes, sino para todo el mundo.
Pero también afortunadamente hay una extensa
cantidad de datos recopilados a lo largo de su vida, que nos ayudarán a conocer
de mejor manera y a fondo a esta persona tan emblemática para nosotros los
occidentales.
Mi intención de este post no es publicar una
biografía extensa del profeta, pues ya hay suficientes fuentes de información
que se pueden consultar al respecto, pero sí intentaré acercar a quien esté
leyendo eso al hombre que hoy nos ocupa y trataré de explicar principalmente
los puntos más polémicos de su biografía.
Por respeto a los amigos musulmanes, no
publicaré ninguna imagen que pretenda retratar al profeta. (Explicaré este detalle en otro post)
Si bien su vida y labor como profeta se
inició hasta bien cumplidos sus 40 años de edad, Abu l-Qasim Muhammed ibn ‘Abd Allāh al-Hashimi
al-Qurashi (su nombre completo) siempre fue tenido en concepto de hombre
honesto, razonable y bondadoso por la gente que lo rodeaba.
Nació
en la ciudad de Meca un 26 de abril entre los años 562 y 572 en el seno de una
familia de la tribu árabe Quraysh. Jamás conoció a su padre, pues éste murió
antes de su nacimiento y perdió a su madre cuando tenía alrededor de seis años
de edad.
Durante
su juventud y bajo cuidado de uno de sus abuelos y después de su tío paterno,
Muhammed recibió educación como cualquier otro miembro de su sociedad,
desempeñó trabajos como pastor y empleado, hasta que a sus 25 años empezó a
trabajar como mercader en la ruta caravanera entre Damasco y La
Meca bajo las órdenes de una mujer llamada Jadiya, quien más delante se convertiría en su esposa y en una de sus primeras seguidoras, pues fue durante este matrimonio (el profeta tuvo 13 esposas a lo largo de su vida) que Muhammed recibió la revelación del Corán.
Todos los historiadores y
biógrafos del profeta, coinciden en que se trataba de un hombre entregado a la
meditación. Muhammad acostumbraba a retirarse todos los
años durante el mes de Ramadán a una cueva de un monte cercano a Meca.
Cuando tenía cuarenta años, casi al final de
este mes, y mientras se encontraba orando dentro de una cueva en la provincia de Hira, Arabia, oyó durante la noche una voz que le decía: ¡Lee! Él respondió: No sé
leer. De nuevo dijo la voz: ¡Lee! Y de nuevo respondió sobrecogido: No sé leer.
Por tercera vez, la voz le ordenó: ¡Lee! ¿Qué debo leer?, respondió. La voz le
dijo: Lee en el Nombre de tu Señor que te ha creado. El creó al hombre de un
coágulo.
La voz le dijo que él era el
Mensajero de Allah, y al levantar sus ojos, vio a Yibril: el cauce por el que
la Revelación le era transmitida desde el Creador del Universo.
Su primer pensamiento fue
que se había vuelto loco, pero fue confortado por su mujer, Jadiya, y
gradualmente, a medida que la Revelación continuó, su incertidumbre desapareció
y aceptó la ingente tarea de ser el Mensajero del Señor de la creación.
Este fue el comienzo de la
Revelación del Corán, que continuó de modo intermitente hasta poco antes de su
muerte, veintitrés años más tarde.
Los mitos
Hay varios aspectos que se
deben aclarar respecto al profeta, pues me he topado con muchas personas que tienen
un concepto muy equivocado acerca de él, como alguna vez yo también lo tuve.
El primero de ellos es que
el musulmán NO le reza a Muhammed. A diferencia de lo que sucede en el
cristianismo, en el islam no se adora al
profeta, pues no es digno de tal, pues el único merecedor de toda alabanza es
Dios.
También me he encontrado con
mucha gente con el concepto de que Muhammed es rival o incluso enemigo de
Jesús. Cuestión totalmente absurda, pues Muhammed es más bien el sucesor de
Jesús en la tarea de llevar la palabra de Dios a la humanidad.
Otro de los temas más
espinosos, por así decirlo, dentro de la biografía del profeta, es su
matrimonio con Aisha, quien según los historiadores occidentales, sólo contaba
con seis años de edad al momento de ser matrimoniada, lo cual ha dado pie a
muchas críticas y animadversión hacia la figura del profeta.
Los estudiosos de este hecho
afirman que dicha información es errónea, pues comparando los textos en donde
se da informe de este matrimonio con las fechas en que sucedieron otros
acontecimientos importantes en la vida del profeta, se ha logrado calcular que
la novia tendría entre 16 y 20 años al momento de la boda con el profeta, quien
tendría 52.
Un tema más que debe ser
esclarecido, es que la palabra del profeta no es sagrada, es decir, que las
enseñanzas que Muhammed transmitió a sus seguidores como hombre sabio que era,
no son consideradas sagradas, no forman parte del texto del Corán, en el cual
únicamente aparece la palabra de Dios.
En cambio, los comentarios
de Muhammed que fueron documentados por sus seguidores, fueron recolectados en
los libros de los Hádices, en los cuales se relatan o se citan las enseñanzas
del profeta.
Para los musulmanes estos
textos son de gran importancia, pues a través de ellos llegan a conocer más
acerca de la personalidad del profeta y su sabiduría. Digamos que se trata de
una guía y un código de conducta para llevar una vida correcta.
Habría que dedicar mucho más
tiempo y espacio a desmenuzar todo acerca del profeta, pero espero que por
ahora haya logrado esclarecer un poco la figura de este hombre tan misterioso
para nosotros en occidente.
Los dejo con el cantante Sami Yusuf y su canción “Al-Mu'allim”, un bello homenaje al maestro de la humanidad.
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