viernes, 10 de mayo de 2013

Dios y los profetas, ¡ni en pintura!


¿Recuerdan aquel problema que surgió hace algunos años cuando un periódico noruego comenzó a publicar caricaturas del profeta Muhammad y que causaría enormes protestas en países del Medio Oriente y comunidades musulmanas en Europa y América?

Sé que para muchas personas ajenas a la religión del islam, toda esa protesta y  enojo de los musulmanes ante las caricaturas, no fue mas que una exageración y hasta fanatismo religioso; pero creo que si de verdad todos conociéramos el fundamento al repudio de las imágenes, sin duda estaríamos de acuerdo.


El por qué de todo el alboroto, es muy sencillo… en el islam es prohibida cualquier representación gráfica, ya sea en pintura o escultura de Dios y sus profetas por la sencilla razón de evitar el brote de idolatría entre los fieles, es decir, la adoración a ídolos.

De hecho este mandato, el de no adorar ídolos, es uno de los más importantes, no sólo para el islam sino también para los cristianos; aunque a los católicos les entró por una oreja y les salió por la otra.

¿No me creen que esa regla aparece en los textos de la Biblia? Aquí va:

Éxodo 20.3-Sa-b NVI

-No tengas otros dioses además de mí. No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso.-

Sí aparece, y siendo un mandato directo, entonces yo no entiendo por qué las iglesias católicas están atiborradas de pinturas y figuras y se han pasado por alto la  prohibición expresa de no hacer representaciones físicas de nada, ni celestial ni terrenal, ni de adorarlas.

Bueno, pues esta misma ley aparece también en el Corán y es respetada al pie de la letra por los fieles musulmanes.

El musulmán lo tiene claro, no se le rinde culto a ninguna imagen por que:

“¡Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho! 
Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres. 
Tienen boca, pero no hablan; tienen ojos, pero no ven; orejas tienen, pero no oyen; tienen narices, pero no huelen; manos tienen, pero no palpan; tienen pies, pero no andan, ni hablan con su garganta. 
Semejantes a ellos son los que los hacen y cualquiera que confía en ellos.”

Y por lo tanto, una imagen no tiene la gracia de salvar a nadie, de emitir un juicio o hacer un milagro, pues simplemente no se trata de Dios.



De la misma manera está vetada la creación de imágenes en representación de los profetas, ya sea Abraham, Jesús o Muhammad, pues como ya dije, se puede prestar a que el fiel dirija su rezo hacia dicha imagen con un rostro. Además, también en el islam está prohibido que el fiel dirija sus oraciones hacia cualquier personalidad que no sea Dios mismo, pues nadie tiene poder mas que Él y por esa razón es inútil buscar un intermediario entre Dios y nosotros. 

Si queremos que se nos conceda algo, debemos pedirlo directamente a Dios y a ningún otro ser humano tan común como nosotros, pues no tienen ninguna facultad divina. Eso incluye a los santos y a los vírgenes.

Recuerdo que cuando empecé a estudiar sobre el islam y me topé con este tema de no representar ni a Dios ni a los profetas, la idea no me cuadraba del todo, pues para mí, al haber crecido como católico, me parecía de lo más normal ver imágenes de Jesús por todos lados, hasta en casa. 

Es por eso que le pregunté a mi amiga Hélima, fiel musulmana, cuál era el problema con esto y ella me respondió: “¿Quién te asegura que Jesús tenía realmente ese aspecto?, ¿Por qué afirmar que él era así si no lo conociste en persona, no conoces a alguien que lo haya visto de verdad y no hay registro confiable de su apariencia? Es decir, una foto o algo que nos muestre exactamente cómo era su rostro.

Y es verdad, en la Biblia no hay ninguna descripción de la apariencia física de Jesús. Pero vaya que he visto a Jesús representado en una infinidad de maneras; con el cabello castaño y lacio, largo, a veces corto, otras con cabello ondulado y negro; he visto imágenes en las que aparece con el cabello rubio. 
En algunas ocasiones se le retrata con ojos cafés, verdes o hasta azules. Pero sobre todo, de piel blanca, cuando los judíos de aquella época y región, en su gran mayoría eran de piel morena, como lo reveló en un documental la cadena National Geographic, la cual se aventuró a elaborar la posible apariencia de Jesús basándose en los datos de aquella época. Dicha visión de aquel Jesús moreno y poco agraciado, fue rechazada fuertemente por los fieles católicos, principalmente en países con población mayormente de piel blanca.  


Lo mismo sucede con Dios. ¿Quién puede asegurar que Dios tiene el aspecto de un hombre canoso y con barba larga? ¿Alguien lo ha visto?

En el islam, si se quiere representar a Dios de manera gráfica, se hace con la escritura de su nombre en lengua árabe, y ya. Como se muestra en la siguiente imagen:



Es por eso que el islam veta fuertemente esas prácticas que solamente resultan ociosas y al antojo del artista en turno. Y por esa razón el mundo musulmán reaccionó de esa manera ante las caricaturas publicadas en Europa, que además, eran bastante ofensivas hacia la imagen del profeta… supongo que la mayoría de ustedes recordará aquella en la que se mostraba aun hombre de barba abundante vistiendo un turbante cuya punta terminaba en forma de bomba con todo y mecha, como queriendo decir “islam, religión de terroristas”.

Cuando se habla del profeta de manera gráfica, se le representa con la silueta de un hombre con la cabeza cubierta en llamas o con el rostro cubierto por un velo. En algunas pinturas antiguas, sí se muestra un hombre con barba, frente amplia, ojos serenos y gesto amable, pero obviamente son rechazadas por los musulmanes como retratos exactos del profeta.  


Entonces no se trata de exageración ni fanatismo, sino de la simple obediencia a las leyes que se les entregó. Que otros cultos que de dicen “fieles a sus textos”, no respeten lo que estos dicen, ya es cosa de ellos.  

miércoles, 8 de mayo de 2013

Muhammed, el mensajero



Filósofo, orador, apóstol, legislador, guerrero, conquistador de ideas, restaurador de dogmas racionales, del culto sin iconos, fundador de veinte imperios terrenales, un imperio espiritual y, sobre todo, un hombre de una calidad humana excepcional.

Todo eso es Muhammad, el fundador del islam, de acuerdo a diferentes biógrafos a través de la historia, que no precisamente fueron musulmanes, pero que sí se maravillaron, sorprender, conmover y convencer por la vida y obra de este hombre.

Desafortunadamente en Occidente la falta de cultura y la mal intencionada campaña de varios medios de comunicación para satanizar todo alrededor del islam, han conseguido que mucha gente tengan una idea totalmente errónea acerca de esta figura tan importante, no solamente para los musulmanes, sino para todo el mundo.

Pero también afortunadamente hay una extensa cantidad de datos recopilados a lo largo de su vida, que nos ayudarán a conocer de mejor manera y a fondo a esta persona tan emblemática para nosotros los occidentales.

Mi intención de este post no es publicar una biografía extensa del profeta, pues ya hay suficientes fuentes de información que se pueden consultar al respecto, pero sí intentaré acercar a quien esté leyendo eso al hombre que hoy nos ocupa y trataré de explicar principalmente los puntos más polémicos de su biografía.

Por respeto a los amigos musulmanes, no publicaré ninguna imagen que pretenda retratar al profeta. (Explicaré este detalle en otro post)

Si bien su vida y labor como profeta se inició hasta bien cumplidos sus 40 años de edad, Abu l-Qasim Muhammed ibn ‘Abd Allāh al-Hashimi al-Qurashi (su nombre completo) siempre fue tenido en concepto de hombre honesto, razonable y bondadoso por la gente que lo rodeaba.

Nació en la ciudad de Meca un 26 de abril entre los años 562 y 572 en el seno de una familia de la tribu árabe Quraysh. Jamás conoció a su padre, pues éste murió antes de su nacimiento y perdió a su madre cuando tenía alrededor de seis años de edad.

Durante su juventud y bajo cuidado de uno de sus abuelos y después de su tío paterno, Muhammed recibió educación como cualquier otro miembro de su sociedad, desempeñó trabajos como pastor y empleado, hasta que a sus 25 años empezó a trabajar como mercader en la ruta caravanera entre Damasco y La Meca bajo las órdenes de una mujer llamada Jadiya, quien más delante se convertiría en su esposa y en una de sus primeras seguidoras, pues fue durante este matrimonio (el profeta tuvo 13 esposas a lo largo de su vida) que Muhammed recibió la revelación del Corán. 


Todos los historiadores y biógrafos del profeta, coinciden en que se trataba de un hombre entregado a la meditación. Muhammad acostumbraba a retirarse todos los años durante el mes de Ramadán a una cueva de un monte cercano a Meca.

Cuando tenía cuarenta años, casi al final de este mes, y mientras se encontraba orando dentro de una cueva en la provincia de Hira, Arabia, oyó durante la noche una voz que le decía: ¡Lee! Él respondió: No sé leer. De nuevo dijo la voz: ¡Lee! Y de nuevo respondió sobrecogido: No sé leer. Por tercera vez, la voz le ordenó: ¡Lee! ¿Qué debo leer?, respondió. La voz le dijo: Lee en el Nombre de tu Señor que te ha creado. El creó al hombre de un coágulo.

La voz le dijo que él era el Mensajero de Allah, y al levantar sus ojos, vio a Yibril: el cauce por el que la Revelación le era transmitida desde el Creador del Universo.

Su primer pensamiento fue que se había vuelto loco, pero fue confortado por su mujer, Jadiya, y gradualmente, a medida que la Revelación continuó, su incertidumbre desapareció y aceptó la ingente tarea de ser el Mensajero del Señor de la creación.

Este fue el comienzo de la Revelación del Corán, que continuó de modo intermitente hasta poco antes de su muerte, veintitrés años más tarde.



Esta es la entrada a la cueva de Hira, donde el profeta recibió la revelación divina.


Los mitos  

Hay varios aspectos que se deben aclarar respecto al profeta, pues me he topado con muchas personas que tienen un concepto muy equivocado acerca de él, como alguna vez yo también lo tuve.

El primero de ellos es que el musulmán NO le reza a Muhammed. A diferencia de lo que sucede en el cristianismo, en el islam no se  adora al profeta, pues no es digno de tal, pues el único merecedor de toda alabanza es Dios.

También me he encontrado con mucha gente con el concepto de que Muhammed es rival o incluso enemigo de Jesús. Cuestión totalmente absurda, pues Muhammed es más bien el sucesor de Jesús en la tarea de llevar la palabra de Dios a la humanidad.

Otro de los temas más espinosos, por así decirlo, dentro de la biografía del profeta, es su matrimonio con Aisha, quien según los historiadores occidentales, sólo contaba con seis años de edad al momento de ser matrimoniada, lo cual ha dado pie a muchas críticas y animadversión hacia la figura del profeta.

Los estudiosos de este hecho afirman que dicha información es errónea, pues comparando los textos en donde se da informe de este matrimonio con las fechas en que sucedieron otros acontecimientos importantes en la vida del profeta, se ha logrado calcular que la novia tendría entre 16 y 20 años al momento de la boda con el profeta, quien tendría 52.

Un tema más que debe ser esclarecido, es que la palabra del profeta no es sagrada, es decir, que las enseñanzas que Muhammed transmitió a sus seguidores como hombre sabio que era, no son consideradas sagradas, no forman parte del texto del Corán, en el cual únicamente aparece la palabra de Dios.

En cambio, los comentarios de Muhammed que fueron documentados por sus seguidores, fueron recolectados en los libros de los Hádices, en los cuales se relatan o se citan las enseñanzas del profeta.

Para los musulmanes estos textos son de gran importancia, pues a través de ellos llegan a conocer más acerca de la personalidad del profeta y su sabiduría. Digamos que se trata de una guía y un código de conducta para llevar una vida correcta.

Habría que dedicar mucho más tiempo y espacio a desmenuzar todo acerca del profeta, pero espero que por ahora haya logrado esclarecer un poco la figura de este hombre tan misterioso para nosotros en occidente.  

Los dejo con el cantante Sami Yusuf y su canción “Al-Mu'allim”, un bello homenaje al maestro de la humanidad.


  

viernes, 3 de mayo de 2013

En Medio Oriente también la pasan bien

Había estado preparando un tema más denso para este post, pero es viernes, así que pensé en hacer algo más ligero y compartir un poco de música de Medio Oriente.

Las dos canciones que voy a compartir en los siguientes videos son del grupo iraní Barobax, y llegué a conocerlas gracias a la amistad que entablé durante unas vacaciones en Acapulco con una familia de irníes que se encontraban en México festejando el año nuevo con una fiesta increíble.

Entre ellos se encontraba el buen Behzad (foto), quien no dudó en regalarme el disco que habían estado tocando durante la fiesta e invitarme a visitar su país. Ojalá algún día de verdad pueda visitar Irán, pues me han dicho que la capital, Tehrán, es hermosa.



Entonces los dejo bien acompañados por Barobax, espero que les guste.